El verdugo de la Gestapo by Luis Guerra

El verdugo de la Gestapo by Luis Guerra

autor:Luis Guerra [Guerra, Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2015-03-01T05:00:00+00:00


XII

El despertar fue mucho más agradable y placentero que el que sufrí en el hospital. Las diferencias eran muchas, pero la principal era que a mi lado se encontraba la mujer más hermosa del mundo. Es cierto que en mi memoria no había muchas mujeres con las que comparar, pero aun así sabía que era imposible encontrar nada más bello.

Por un breve instante todas mis preocupaciones desaparecieron, mis dudas, mis problemas parecían alejarse ante la presencia de Erika. Su presencia actuaba como un bálsamo, un remedio capaz de anular todas las malas experiencias. Estaba a punto de besar su rostro cuando el ruido de alguien llamando a la puerta de la calle me interrumpió.

Me levanté de la cama sin hacer ruido y me dirigí a la entrada. Casi de puntillas llegué hasta la puerta y la abrí.

Al otro lado un hombre alto de aspecto adusto me observaba con seriedad. No había en su rostro el menor atisbo de relajación, era un soldado que cumplía una misión. Ante su mirada la paz que había encontrado con Erika se esfumó con inquietante facilidad.

—Herr Berger, haga el favor de acompañarme.

El tono de voz del hombre no admitía contestación, había que obedecer sin demora.

—Déjeme por lo menos que me vista.

El hombre asintió.

—Le esperó abajo y por favor dese prisa. Herr Heydrich no es un hombre paciente.

Me dirigí al dormitorio en busca de mi uniforme y aunque intenté no despertar a Erika no conseguí el resultado esperado.

—¿A dónde vas tan deprisa? —me preguntó aún somnolienta.

—Un hombre ha venido a buscarme, y por alguna razón que se me escapa no he podido negarme —repuse mientras me vestía.

—¿Quién es ese hombre con tanta persuasión?

—No lo sé, dice que un tal Herr Heydrich me está esperando.

Erika ahogó un grito, en su cara pude ver el desasosiego mezclado con el horror.

—Reinhard Heydrich es el jefe de la Gestapo y uno de los hombres más poderosos del país. Es una persona muy peligrosa —dijo Erika casi en un susurro como si tuviera miedo de ser escuchada.

Durante el trayecto hasta las afueras de la ciudad el conductor del vehículo no dijo una sola palabra. Tampoco es que yo le hiciese ninguna pregunta, éramos dos personas que viajaban juntas pero no tenían nada que decirse. Pensándolo bien fue lo mejor, si aquel individuo me hubiese hecho alguna pregunta lo más seguro era que no hubiese sabido qué contestar.

Aproveché el silencio para de nuevo pedir a mi cerebro ayuda. Era de vital importancia recordar algo sobre Heydrich. Erika solo supo advertirme que era alguien peligroso con el que no se podía jugar. Mi mente volvió a responderme con la pared blanca que impedía llegar a mis recuerdos.

La primera impresión al detenerme frente a la casa fue la de incredulidad. Aquella vivienda unifamiliar de dos plantas no parecía la casa de una persona tan influyente como Erika me había dicho. Era un lugar excesivamente mundano y hasta rural para albergar a alguien tan poderoso.

El hombre que me había llevado hasta allí golpeó la aldaba de la puerta dos veces y esperó en posición de firmes a que se abriese.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.